Se puede decir que el BDSM para principiantes está de moda. La aparición de “Cincuenta Sombras” reveló el hecho, nada sorprendente, de que mucha gente tiene inquietudes de dominación y sadomasoquismo. A pesar de esto, ni el libro ni las películas hicieron un buen trabajo a la hora de educar al mundo sobre cómo practicar el BDSM con seguridad.
Todavía hay bastantes conceptos erróneos, especialmente en lo que respecta al consentimiento, que pueden ser problemáticos. Al otro lado se encuentra el potencial para mejorar la confianza en uno mismo, un conocimiento más profundo de uno mismo y una intimidad a otro nivel.
Es posible que quieras lanzarte la práctica BDSM directamente, pero, por la seguridad de todos los implicados, es importante que primero tengas en cuenta algunos aspectos básicos. Previamente hemos hablado de la iniciación al BDSM así que hoy repasamos las reglas importantes, los consejos para empezar y cómo plantear el tema a tu pareja.
Reglas y prácticas para el BDSM
Deja el alcohol y las drogas al margen
Las drogas, el alcohol y el BDSM no se mezclan. Es un riesgo para la seguridad de todos los implicados. La intoxicación puede hacer más difícil (o imposible) dar el consentimiento y enturbiar tu capacidad de decisión.
Y si además sientes la necesidad de drogarte o emborracharte para participar en estas actividades, eso es un buen indicio de que tienes que hacer un trabajo interior antes de estar listo para esto. Considera la posibilidad de hablar con un terapeuta sobre tus sentimientos en torno al BDSM.
Habla de antemano sobre cómo va a ser
En el BDSM, esto se llama negociación y es un requisito para cualquier tipo de juego. Aquí es donde estableces con qué cosas te sientes cómodo y cuáles están fuera de los límites. Dado que estas actividades nos dejan expuestos a sufrir daños físicos o emocionales, es esencial establecer los límites.
Empieza despacio y habla con tu pareja antes de lanzarte a la aventura. La charla en sí misma puede ser a menudo excitante. Hablad de los distintos aspectos que queréis probar, de qué papel queréis desempeñar y luego probad a avanzar.
Puede que descubras que lo que te gusta es algo completamente inesperado. ¿No sabes por dónde empezar? Puedes probar empezar con la vestimenta y los accesorios; como el kit Le Desir Calendar Sexi Lingerie o unas esposas del amor, como punto de partida.
Dar y obtener el consentimiento en todo momento
No hace falta decir que el consentimiento es el aspecto más importante del BDSM. Debido a la intensidad del juego BDSM y a los verdaderos riesgos mentales y físicos que implican muchos tipos de juego, es absolutamente necesario asegurarse de que cada acto sea consentido.
Gran parte de esto ocurrirá en la negociación, pero también debes comprobarlo con tu pareja a lo largo de la acción. Sólo porque algo esté bien una vez, no significa que siempre lo estará, así que comunícate durante toda la interacción.
¿Cómo hacer preguntas sin arruinar el ambiente BDSM?
Pedir el consentimiento no tiene por qué ser algo formal, sino que puede formar parte del flujo de la charla sucia. Por ejemplo:
- “Tu culo está muy bien. ¿Te parece bien que te dé unos azotes?”.
- “¿Te gusta que te sujete las piernas así?”
- “¿Puedo darte la vuelta y tocarte por detrás?”.
Ten siempre una palabra de seguridad
Es una palabra que indica a tu pareja que quieres parar. Tiene que ser diferente a “no” porque, dependiendo del tipo de juego, rogar o decir no puede ser parte del mismo. Muchas personas eligen el sistema de semáforo para incorporar los controles.
El rojo significa parar, el amarillo significa proceder con precaución y el verde significa seguir. Además de tener una palabra de seguridad verbal, es importante tener una señal de seguridad no verbal si estás incorporando gags o juegos de respiración.
Termina el juego con los cuidados posteriores
Los cuidados posteriores son una parte esencial del BDSM, en la que los compañeros se relajan juntos después de la experiencia. Se obtienen toneladas de endorfinas e incluso, a veces, un impulso de adrenalina. Sin embargo, la bajada puede ser dura.
El cuidado posterior es un intento de mitigarlo, a menudo abrazándose, limpiando o simplemente reflexionando sobre lo que han hecho.